Bianca Suazo C.

Jueves 19 de Mayo de 2011
Defensa de la tierra


Mira lo más extenso que puedas, 
respira, empapa tus pulmones de aquella belleza
y luego respóndeme pequeño mortal
¿Es natural acaso ver gigantes de hierro
durmiendo en aquellos parajes sublimes?
O es que te parece que nuestros ríos
merecen que manos de hombres encaucen sus destinos,
como más perfectamente lo ha logrado
su sabia y milenaria procedencia.


No te comprendo humano,
cuando me hablas de desarrollo sustentable
y luego tiñes de gris mi larga cadena de costas.
Y tiemblan mis manos impávidas de horror al ver perecer
a tan espléndida fauna marina.
¿Sabrás acaso que hay colores en el inframundo
que tu pantalla de ordenador jamás te podrá mostrar?


Me agradecerás las agallas,
cuando tus niños, libres aún de toda contaminación social,
corran por los campos patagónicos,
naveguen sus aguas libres,
y luego te abracen, rosados en las mejillas,
con la felicidad que da el abrazo de la tierra,
virgen y fértil, como nuestra lucha, como nuestra esencia.


¿No te parece inconsistente tratarnos como terroristas,
si el único delito ante tus ojos es amar hasta las entrañas nuestra tierra?


Bianca Suazo C.